CUANDO TE PLANTEAS DEJARLO

Maite F. Valderas

CUANDO TE PLANTEAS DEJARLO

Me gusta inyectar ilusiones y me apasiona dar soporte y apoyo para contribuir al bienestar de los líderes y cargos públicos. Acompañar en ese momento en el que la salida se ha convertido en una alternativa, para lo que necesitan el apoyo que me piden; es ese momento en el que sienten que han terminado una etapa, y es preciso canalizar esas pasiones que se diluyen, básicamente por ese pequeño desequilibrio que las personas sienten en algunos de esos tres factores que entendemos conforman la base de la trilogía política: personal, orgánico o de partido y el profesional o desempeño de cargo público.

Igual que las personas conforman un todo indivisible que se nos hace, en ocasiones, difícil de separar, en el ámbito político, en el desarrollo del liderazgo, ocurre un efecto similar.  Conocemos que este equilibrio desencadena un futuro de éxito y amplía la posibilidad de desarrollar historias largas dentro de tu pasión, si es que élla es la política.

El desarrollo de una Marca Personal es un antídoto o una cura que reequilibra ese desequilibrio de la trilogía política. Nos fortalece a nivel personal, generándonos identidad, reputación, auto confianza.  A nivel orgánico, nos posiciona y nos aporta valor, nos hace de alguna manera independientes; en ocasiones, existen valores que nos hacen atractivos por encima de siglas, y nos convertimos en elementos necesarios y distinguidos por encima de trayectorias meramente políticas no diferenciadas.

A nivel profesional, la Marca Personal adquiere un valor que genera un efecto halo en el candidato o cargo publico, dándole un valor exponencial a sus acciones ante la ciudadanía. La Marca Personal es un disparador de credibilidad y confianza. Llega a producir un recuerdo o percepción mental única, por encima de nuestros propios hechos.

Me gusta diferenciarla de nuestra imagen personal; una Marca es mucho más que eso, va mas allá, es un trabajo intenso de valores y de identificación de causa y/o propósito, es llegar a identificarnos en un océano de miles de peces, ocupar un pequeño espacio en la mente de la ciudadanía. Deja de ser un producto, para ser nosotros mismos, potenciando nuestras fortalezas, aceptando nuestras debilidades para, a partir de ahí, con grandísimas dotes de humildad, salir a lograr establecer un reputación.

Como me gusta decir, aceptar nuestras debilidades nos hace indestructibles. Para ello, tenemos que irnos fuera de nuestro entorno regular de asesoramiento; una persona preparada y ajena al entorno protector del candidato o cargo publico, no esquiva los análisis reales y directos de los cargos.

Esa es la explicación a muchas manifestaciones de cargos públicos, alcaldes, presidentes, consejeros… Que en ocasiones, para los consultores, psicólogos, coaches, nos parecen poco productivos o potencialmente poco rentables para la imagen de esa persona en concreto. El día a día político, orgánico y personal te absorbe, la velocidad dificulta el análisis y reduce la perspectiva… Por ello se producen errores de principiantes en personas de larguísima trayectoria.

Muchas veces leo declaraciones, escucho con detenimiento entrevistas y reflexiono en mi soledad que hay matices que vamos dejando atrás. Matices que descuidamos y que nos hacen abandonar a seguidores a lo largo de nuestro camino…

La salida, la perdida de la pasión siempre merece un análisis, una reflexión, un repaso por nuestros valores. Una parada para realmente distinguir los elementos desencadenantes, preguntarnos de dónde parte ese desequilibrio, y hacernos la pregunta clave, la del inicio:   ¿para qué entramos en la política, qué valores movieron nuestra decisión?

Cuando estamos tristes o reflexivos nos volvemos más racionales y escépticos, somos menos activos, nos mostramos menos energéticos, lo que nos lleva a un ejercicio de búsqueda exhaustiva de información procedente del entorno.  Por el contrario, cuando nos sentimos satisfechos nuestras decisiones tienen una base experiencial y de aprendizaje, y tendemos a buscar menos alternativas posibles.

 

Liderazgo

 

Como me gusta decir a mis clientes en esos periodos de incertidumbre o duda, lleva contigo este decálogo:

 

1      No juzgues la forma en la que te sientes.

2      Cuida tu aspecto aun más, mucho más.

3      No te encierres, sal de tu rutina.

4      Redirige tu atención a lo que sí es importante, a lo que sí quieres.

5      Aprovecha tu empatía y la serenidad que te aporta esa emoción para iniciar el cambio a tu satisfacción…

6      Aviva tus pasiones (todas).

7      Valora la primera y la segunda mejor opción, eso te liberará en análisis futuros.

8      Diseña una salida estratégica, estructurada y equilibrada a nivel personal.

9      Tu decisión no debe estar sujeta a personas, exclusivamente vincúlala a tus planes. La incertidumbre es tal, que si hoy tu decisión la estás tomando por una persona, mañana puede ser que esa persona sea quién no esté…

10    Comunícalo tu, diseña tus tiempos y no permitas que se te adelanten.

 

 

Maite Fernández Valderas.

Psicóloga. Asesor Coach Político

CEO ETIK

@EtikMaite     www.etikpolitica.es

 



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