Pura psicología

MEJOR ASESOR POLITICO DE CANARIAS

Pura psicología

Me apetecía compartir contigo líneas frescas, veraniegas y ligeras, aunque de largo recorrido; fundidas entre lo personal, profesional y político.  Me encanta esa diferencia tan especial entre coincidir y conectar; lo primero es básico, lo segundo es magia.

La conexión es sinónimo de éxito, es esa sensación que surge fruto de las necesidades de ambas realidades; es como si la otra persona te aportara justo eso que necesitas, que te satisface, y que ni siquiera puedes llegar a ser consciente de ello. Conectar es sentir cierto magnetismo que provoca que nuestro cerebro se ilumine, así lo explican los neurocientíficos. La psicología de la conexión tiene un alto grado de profundidad; desarrollando parámetros científicos que nos llevan a realidades de satisfacción y de alto autoconcepto. Judith E. Glacer, psicóloga y antropóloga organizacional de la Universidad de Harvard, es una referencia mundial y lideró el concepto de “Deep Connection”. Nuestra intuición nos hace detectar en muy poco tiempo si algo o alguien puede ser significativo para nosotros. Nuestro cerebro se ilumina y reacciona el córtex prefrontal, que nos lleva al sorprendente despertar neuronal, donde acontecen nuestros procesos cognitivos abstractos, complejos y casi inexplicables para nuestra consciencia.

 

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La psicología de la conexión se rige no solo por esa mirada que parecería que puede dominar ese mundo; realmente se origina por la interacción y el trato. La desarrollamos a través de eso que compartimos con la otra persona. Cuando revelamos nuestras confidencias, nuestros gustos, nuestras pasiones, nuestros deseos; ahí establecemos un nivel de confianza tan íntimo que provocamos de forma natural esa conexión maravillosa para nuestro propio valor. La conexión nos aporta ese disparo de autoconcepto mutuo; y químicamente se vincula a la liberación de serotonina, dopamina y oxitocina, produciéndonos satisfacción. La curiosidad es que ese estado de confianza es provocador de sensaciones de comodidad, de felicidad y especialmente de un sentimiento que es mi favorito: “sentirnos a salvo”. A veces, por nuestra timidez, cierto miedo o comodidad, ralentizamos nuestros avances; si quieres conectar, si quieres avanzar, disfrutar y sentirte más fortalecido en tu día a día, aplica poco a poco estos tres hábitos, a tu ritmo; apertura, confianza y sinceridad. Tu apertura condicionará la apertura de la otra persona y, además, ser valientes en la transmisión de nuestros sentimientos compensa.  No es darlo todo, aunque estar abiertos y ser receptivos quizás pueda sorprenderte. De esta manera, la ciencia explica que la atracción en sí es algo realmente subconsciente. Nuestro cerebro actúa liberando esas sustancias y provoca la búsqueda de esa recompensa… Y durante todo esto no estamos siendo conscientes…

 

 

Adiós al miedo innecesario, eso forma parte de esa pequeña receta diaria. Prudencia total, miedo relativo. Me encanta esa pregunta tan usual que nos hacen de que, si no tuvieras miedo, ¿qué harías? Es fascinante gestionar y clasificar nuestros miedos; me gusta decir que, igual que la soledad, así es el miedo; existe el miedo necesario y miedo innecesario. Definirlo como una emoción normal nos permite afrontarlo desde una gestión exitosa para nosotros.

Me gusta definir el miedo como una emoción básica que se activa en nuestro cerebro respondiendo a una situación de alarma, a la que nuestro organismo responde. Su mecanismo es adaptativo, bien por una amenaza sobre nuestra integridad física o sobre nuestra reputación, nuestra autoestima o autoconcepto. El miedo nos cuida, y a la vez no lo activamos de forma consciente; por ello es muy interesante para nuestra capacidad de empatía y acercamiento a los demás tener presente ese detalle. En ocasiones, juzgamos el miedo, cuando realmente eso es un atrevimiento y puede llevarnos a dejar aún más desprotegidos a quienes lo padecen. El respeto hacia la persona que presenta ese miedo innecesario es ayudarla desde un gesto compasivo, y no tanto desde el juicio o la crítica. Aceptarlo es el inicio de la minimización de ese miedo; la crítica solo debilita a la persona, provoca que nos distanciemos de ella y le limitemos su capacidad de afrontamiento y sus dotes de autoconfianza.

Recuerdo la pandemia y las formas tan diferentes que mostraban las personas para afrontarla, y es quizás un buen ejemplo de ello. Ese respeto -o la ausencia del mismo- ante la forma diferente de enfrentarse a la pandemia marcó la diferencia en algunas relaciones personales, profesionales o de pareja; qué difícil es querer hacer que una persona racionalice su miedo, qué difícil se lo ponemos y qué difícil de olvidar la sensación que podemos provocar.

Me gusta hablar de liderazgo, y de esas dosis necesarias en su despliegue. Hay factores determinantes para llegar y conectar con las personas, ciudadanía y equipos. La energía es un factor determinante, los valores son fundamentales y por ello es tan necesario el desarrollo de la Marca Personal; estar enfocados nos guía a ser muy determinantes. Y la compasión, más que la empatía, es factor de éxito. Tus ideas llevadas a una causa provocarán esa identidad y te diferenciaran dentro de ese mar de peces que es la política, lo que facilitará todos los procesos futuros de reelección.

Me fascina que el líder sea grande, pero no agrandado. Humilde, pero no sumiso.

Deseo que estés conectando contigo estos días veraniegos.

 

 

Maite F. Valderas

Psicóloga – Coach Política

Asesora @EtikMaite etikpolitica.es



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