
19 Jun La hoja de ruta de un alcalde
Hoy toman posesión personas muy especiales e ilusionantes en miles de municipios. El acto de hoy representa la culminación de un proceso de elección o reelección, de formulación de nuevos objetivos, de explosión de cierto autoconcepto, de emociones a flor de piel; de incertidumbre también, de desafío, y especialmente me gustaría que estuviera lleno de poder interno, ese poder basado en la confianza en uno mismo que provoca esa motivación interna que nos dispara a nuestro éxito; básicamente porque es la dueña de que nos hagamos responsables únicos de nuestro destino.
Por fin llegó este maravilloso día, y ahora nos toca gobernar, ahora ya nos despertamos del sueño y tenemos que empezar a materializarlo. Ya somos alcaldes y hoy nos iremos a la cama con una nueva sensación, y cada uno en su soledad se sentirá feliz, preguntándose si será capaz de llegar a todo eso que se ha propuesto; proyectarse en el éxito ya es garantía de desarrollo, así que visualizar ya nos aporta visión y optimismo.
Desde hoy iniciamos ese proceso de la soledad del gobierno; y sí, tomar consciencia de élla la reduce. Empezamos a pisar esa alfombra roja de la diferenciación y cada paso que damos en ella, con el tiempo, nos hará desarrollar lo que los profesionales de la psicología en política denominamos valores adaptativos; necesarios, pero no únicos. Si queremos permanecer es imprescindible que nuestros valores reales permanezcan esenciales. Esos valores fueron los que respondieron a la llamada de nuestra gente, y los que nos hicieron dar el paso para entrar en la política; los que responden al para qué estoy aquí.
Me suelen hacer una pregunta muy especial para mí, “¿en qué momentos de la vida del cargo público es necesaria, de forma estratégica, nuestra presencia como psicólogos?”; básicamente, hay tres momentos: en la reelección o campaña de la candidatura; cuando el gestor público se plantea salir de la política o desea un cambio relevante; y, por último -y quizás el más importante, porque difícilmente hay consciencia de ella-, desde la toma de posesión hasta pasados los primeros 90 días, cuando ya consideramos que se puede establecer esa velocidad de crucero. Las Elecciones Generales prolongarán esta estimación.
Es importantísima la definición de objetivos cuando se aterriza en el cargo, analizar esa realidad con la que nos encontramos es imprescindible; ese análisis nos permitirá adaptar nuestros objetivos a un entorno real. Es necesario formar los equipos, planificarnos y dudar a la vez. Y para eso estamos nosotros presentes; apoyando y reforzando. A veces, tomas consciencia de listas que creías factibles, y de pronto vas descubriendo que esas prisas, yo diría que difíciles y complicadas de gestionar, te dieron alguna sorpresa. No pasa nada, se sigue y quizás haya que reformular las áreas… Quieres abarcarlo todo y hay que priorizar, sobre todo esos maravillosos cargos públicos que se estrenan. Sabemos que debemos seleccionar inicialmente ciertas acciones de impacto; aunque nos parezca una extravagancia, estamos en la política del espectáculo… Y no debemos ponernos las manos en la cabeza porque eso sea así; lo hemos construido desde la sociedad. Y después, se lo hemos casi exigido a nuestros cargos públicos para que participen de ella. Si me apasiona trabajar junto al cargo público es precisamente para mimetizarlo con la sociedad, sin que pierda ninguno de esos valores que trae con él y que le aportan valor. Le aporto equilibrio entre el espectáculo y lo conveniente; incluso a veces hay que darle ese empuje al escenario, para que esos competidores, escasos de valor, no ganen la batalla y finalmente sea la ciudadanía quien pierda.
A veces, se toma consciencia de que lo divertido fue la campaña y el desafío de llegar, a veces sentimos ese vacío de la tensión acumulada por llegar, o muchas emociones que a la vez confluyen; no pasa absolutamente nada, cada persona va a encontrar su centro nuevamente. Esas emociones no serán permanentes, y no se van a convertir en estados; sencillamente desde nuestros valores volveremos al eje central. Valores que la colaboración con la psicología te facilita irlos llevando a la acción y materializarlos para construir una `marca personal´ que, junto a tus hitos de gestión, te diferencie y aporte esencia competidora.
Mantén los principios de esa campaña que te hizo ganar, y llévala a cabo a un nivel leve pero permanente; ahora será mucho más sencillo porque ya debe ser un hábito en ti. Date el placer de pasear en soledad por tu ciudad. Sigue con tus deportes, con tu gente, con ese choque de realidad constante; elige contrastar tu percepción con profesionales ajenos a tu círculo político. Y piensa en los tres ejes de equilibrio necesarios; el personal, el de cargo público y el endogámico. Que no te domine ninguno de los tres; más bien, gestiónalos tú.
Hay una canción de Alejandro Sanz que me encanta, a veces me lleva a ese sentimiento de cierta soledad que, con su delicada apertura, me han transmitido algunos líderes. No responde tanto al estado de cada persona, sino al entorno político en el que tienen que moverse; ese entorno provocador de un liderazgo político que estimula cierta soledad. Minimizar esa soledad es nuestra pasión para los que amamos al ser humano que está esperándonos detrás de ese cargo público.
“Cuando nadie me ve,
puedo ser o no ser…
A veces me elevo,
doy mil volteretas,
a veces me encierro
tras puertas abiertas”
Maite F. Valderas
Psicóloga – Coach Político – Asesor
@EtikMaite etikpolitica.es