06 Nov Ganamos elecciones ilusionando
Me apasiona contar cómo nuestra capacidad para ilusionar nos hace ganar y mantenernos en eso que llamamos poder.
El poder erotiza e ilusionar a la gente nos hace ser lo suficientemente atractivos como para ganar las elecciones. Ser capaz de proyectar en las personas nuestro compromiso y capacidad para ofrecer un futuro seductor, movilizará el voto hacia nuestro proyecto; nuestro reto es hacernos no solo creíbles sino confiables, que nos imaginen al frente y que les guste eso que imaginan.
Las mayorías o minorías extremas están cargadas de resentimiento y dolor, casi como esos liderazgos empresariales con ciertos complejos o batallas interiores pendientes de resolver… Seducir es la máxima tarea de un futuro líder político. Gustarse es necesario para lograr gustar a los demás, y para ello el primer paso es conocerse; el autoconocimiento es clave para lograr nuestro equilibrio y así poseer seducción.
Me gusta decir que nos da poder saber cuando el cansancio nos está restando, para parar o reconducir nuestras agendas; trabajar todos los días desde nuestros valores, y menos desde las encuestas; evitar la clonación y los discursos vacíos; apostar por discursos cortos, invitando a la gente a interactuar y a participar; salir de esos encuentros direccionales, para pasar a encuentros de doble dirección. ¡Innovemos!; “no seamos más de lo que hay”, despertemos para despertar.
Sal de tu agenda y pasea, pero no con un `batallón´ a tu alrededor; rompe esa rutina más oportunista y toma las riendas y cierto control de tu proyección personal. Sé rutinario y comunica regularmente, genera la espera de tu información. Visita las universidades y mimetízate; sal de la clase business de los aviones, siéntate con la gente normal y ocúpate de tu Marca Personal.
Prioriza tu proyecto por encima de la endogamia del partido. Publica tus fotos, con tu gente, con esas personas a las que te diriges; ya las redes sociales del partido se encargarán de los cargos públicos o del ámbito menos personal. Transforma parte de tu discurso en un canal que potencie la voz de la gente. Reduce esa impulsividad de la inestabilidad personal y traza una Hoja de Ruta fiable. Utiliza un lenguaje cercano, claro y coherente: las 3C. ¡Sé tú!, lo alcanzarás desde una identificación de acciones con valores.
Si eliges a un asesor, hazle caso; por lo menos, el tiempo que le permitas que te acompañe. Los altibajos en el Modelo de Actuación desactivan tu Marca Personal y, lógicamente, decaerá la motivación, el empuje y la dedicación del asesor, que siempre tiene fecha de caducidad.
Separa tus redes sociales de las del partido; además, es interesante que se ocupen de ellas equipos complementarios pero no iguales.
Segmenta, segmenta y segmenta. Ahora ya somos micro unidades de intención de voto casi unipersonales. Deja los métodos tradicionales; las mayorias absolutas van de la mano de una elevadísima micro segmentación. Y, además, con criterios más de gusto que de pura movilización.
Descansa, dedica horas al sueño e incorpora tu entorno personal a la vida pública. Eso que tanto nos cuesta es un valor en alza, realista, coherente y conectado a la vida natural y corriente. Invertir en propuestas y en la diferencia que aportas frente a otros, es más productivo que el ataque vulgar.
Sentir qué es lo que sienten y preguntarse qué puede hacerles más vivos, es identidad; qué les preocupa, para qué ríen y para qué lloran. Y todo eso agota, seguramente desgasta, porque el servicio público es así. Por ello, si parte desde nuestro interior será todo más fácil; toca realidad y autenticidad. Analizar muy bien el terreno que pisan nuestros adversarios es fundamental; no tanto para copiar, sino justamente para diferenciarnos.
La receta del éxito está avanzando hacía un Modelo Ejecutivo, y cada vez menos político. Si analizamos las victorias y mayorías absolutas recientes están en la línea de la toma de decisión ejecutiva, de propuestas reales tocando sentimientos. Para aquellos que desprecian la emocionalidad, el recorrido del triunfo es corto. Todo está impregnado de emociones, prácticamente la totalidad de nuestras decisiones están mediatizadas por sentimientos; hasta los buenos directivos permanecen porque impregnan la receta mágica de la ilusión en sus equipos y empresas, porque mantienen viva la llama; por admirar y ser admirado.
Ilusionar es el ingrediente del éxito, esa ilusión que comienza en nosotros y que logra arrastrar a la ciudadanía. Esa comunicación política que no dedica su tiempo a hablarle a otros políticos o a la prensa, sino que habla hacia la gente.
Tomo prestada, para ti, una frase de Benjamín Griss, la que dice que “Nada más peligroso que una persona que te haga estrenar sentimientos”.
Maite F. Valderas
Psicóloga – Asesor, Coach Político
etikpolitica.es
@EtikMaite
