Y de ti, ¿quién se ocupa?

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Y de ti, ¿quién se ocupa?

La base de una actitud positiva está en el ejercicio de, al amanecer de cada día, dar mil gracias a la vida por muchísimas cosas; en ese momento, siempre tengo un espacio en mis pensamientos para ‘mis Clientes’, directivos, candidatos, cargos públicos, los que me han brindado conocimiento y la experiencia que hoy puedo aplicar; las personas que confiaron en mi, que fueron capaces de compartir conmigo sus logros, sus decepciones, sus miedos, sus inseguridades, compartir conmigo los entresijos del liderazgo en primera persona, su soledad, sus incertidumbres en la toma de decisiones? Juntos logramos grandes momentos; me permitieron ocuparme de ellos, apoyarles y darles soporte en el despliegue de su liderazgo.

A veces me insinúan que no tengo espacio en sus equipos, ¿para qué un coach o un psicólogo? «Realmente, he ganado unas elecciones sin necesidad de contar con una figura así». Reflexionan si realmente hay algo nuevo que podamos aportar, o realmente para qué se necesita un coach «si estoy bien». En el fondo, todas son reflexiones positivas porque siempre permiten iniciar conversaciones interesantes, relajadas, tomando un café en algún lugar tranquilo, o lo suficientemente bullicioso; y con suma delicadeza le pido permiso a la persona para plantearle una cuestión, «pero, realmente, ¿quién se ocupa de ti?». Después de unos segundos de reflexión, siempre me responden con extrañeza «¿de mí?». Y es entonces, como si fuera un discurso aprendido, me hablan de jefes de campaña, de equipos, de personas de confianza, de jefes de prensa, de asesores de partido? y quizás muy poco de sí mismos, de la persona que está detrás del cargo público, detrás de la candidatura política.

Nosotros, como coaches, como psicólogos, entramos en la política exclusivamente con el único fin de conseguir «el éxito y el bienestar de nuestro candidato». Y con ese enfoque convenimos que todos somos necesarios. Aunamos las directrices que marcan los asesores, y damos soporte y apoyo a la persona para que resuelva con mayor celeridad sus compromisos, desarrollamos su conciencia alrededor de la acción. Proporcionamos un espacio de reflexión, donde nuestro político puede dudar, cuestionar, valorar opciones, expresar sus inquietudes, autoevaluarse, contrastar el cumplimiento de sus objetivos, separar y racionalizar cualquier conflicto, en definitiva ‘reilusionarse’.

Diseñamos un campo de entrenamiento donde preparamos su puesta en escena, su despliegue personal, analizamos su corporalidad, su comunicación no verbal, esos tics inconscientes, su capacidad de conexión, su forma de relacionarse con su entorno. Damos soporte a su reputación, que no es más que el resultado de su branding, de su marca, de su manual de estilo. Mantenemos conversaciones acerca de sus valores, para llevarlos a la acción y que su coherencia sea la base de confianza que la ciudadanía espera y desea.

El liderazgo político se desarrolla en un tablero de ajedrez, donde intervienen muchas figuras de valor, y el ser humano que está detrás de ese cargo publico tiene que lidiar y conjugar intereses muy dispares, donde confiar se hace difícil. El coaching permite un espacio protegido, preservado donde contrastar sus intereses, mirarse y reencontrarse con su visión, conectar con sus valores iniciales.

Nuestra figura es puntual, y en ocasiones pudiera parecer hasta estéril; aparecemos y permanecemos cuando existe una necesidad de apoyo, de soporte y cambiamos nuestro destino hacia otro candidato o momento electoral, cuando nuestro cliente ha logrado su objetivo.

Aportamos sostenibilidad al cargo público; siempre me gusta añadir que lo más difícil no es ganar, después del triunfo viene el mayor reto, «ahora atrévete a gobernar» porque llegar al poder es mucho mas fácil que mantenerse en él. Me encanta expresar un sentimiento que logro que sientan mis candidatos: creemos en ti 24/7, y realmente me gusta estar en los momentos de mayor incertidumbre, en los de mayor exposición pública, en la toma de decisión, en los momentos de análisis, en definitiva donde la soledad es mayor.

Siempre insisto en un aspecto cada vez más relevante: el equipo que te hace ganar no tiene por qué ser el que te lleve a un buen gobierno. Cuando existen intereses cruzados se puede limitar el porcentaje real de dedicación honesta a la candidatura o numero 1, es difícil un feedback sincero y abierto hacia la candidatura cuando eres parte del futuro equipo de gobierno, es difícil darlo y aún más difícil aceptarlo y recibirlo.

Me ha parecido siempre muy alejada de la realidad la valoración que hacemos de nuestros cargos públicos, que suelen ser unos grandes desconocidos; el funcionamiento interno de los partidos y las reglas del juego a las que se ven empujados generan espacios muy inciertos para ellos, plazos muy limitados para el ejercicio y consolidación de su liderazgo.

La exposición pública constante requiere de un equilibrio y reequilibrio regular, que pasa por un gran autoconocimiento y por el establecimiento de márgenes de delegación para que la persona logre un despliegue sostenible; en definitiva, aspectos y entornos en la mayoría de las ocasiones alejados de procedimientos organizacionales o empresariales al uso. Llevamos décadas formando a altos directivos, pero en cambio nunca nos hemos ocupado de la candidatura publica.

Nuestro trabajo se desarrolla dentro de una relación altamente confidencial. No somos asesores políticos; buceamos con nuestro político en sus intereses, reflexionamos acerca de su relaciones; ciudadanía, partido, y así favorecer las expectativas que quiera satisfacer. Creamos juntos su éxito.

MAITE FERNÁNDEZ VALDERAS

*Psicóloga. Coach Político. CEO ETIK

@EtikMaite www.etikpolitica.es



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